No puedo volver al ayer porque entonces era una persona diferente. (Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll).

Picture

¿Por qué leer mis libros?

Cantaba Sabina, ya con una voz más perjudicada que la mía que había más de cien razones para no cortarse de un tajo las venas. No iré yo tan lejos como para asegurar que van a querer desangrarse si no me leen, ni que yo mismo cometeré un harakiri ritual si no me dedican una porción de su preciado tiempo.


Tampoco pretendo caer en lugares comunes como que la lectura te transporta a sitios lejanos y te permite vivir diferentes vidas; ni siquiera invocaré el mantra de que el olor al papel es "algo especial" que no puede uno encontrarlo en ningún otro lugar


En realidad no soy ni mejor ni más especial que su vecino del segundo B. Al contrario, adolezco de los mismos pecados veniales, tal vez más, que cualquier mortal que se precie. No estoy aquí para venderles la panacea del entretenimiento, capaz de eliminar toda marca de tedio de sus existencias, como si de un comercial de teletienda de madrugada se tratara. No pretendo ser telepredicador, ¡alabado sea el Señor!; ni tertuliano con todas las respuestas a la crisis. Por cierto, ¿se han percatado de que, leamos cuando leamos este texto, conserva su vigencia? Da miedo darse cuenta de que vivimos en una continua crisis, ¿eh?


Muy a su pesar, no estoy dispuesto a darselo todo mascado para ustedes simplemente digerir, como polluelos. De hecho, me proclamo contrario a ese tipo de cultura de masas en las que el espectador, o lector, llamemosle consumidor, simplemente se acomoda y engulle por osmosis todo aquello que los directivos de las grandes empresas del entretenimiento quieren que traguemos.


No les puedo prometer que les va a gustar mi obra, o que vayan a correr detrás de mi utilitario, lanzándome su ropa interior, masa enfervorecida. No obstante, puedo prometerles sonrisas, sorpresas y un trato cercano, porque yo, como ustedes estoy ahí y sigo vivo con cada palabra que tienen a bien leer de las que he escrito.


Quiero dar las gracias, antes incluso de saber si han confiado en mi o no, pues en los tiempos que corren, el mero hecho de invertir un tiempo que no nos sobra en alguien a quien apenas conocemos, es un hecho admirable a tener en cuenta. Gracias, porque sin ustedes, los lectores, nosotros, quienes intentamos poner una palabra detrás de otra con sentido, no somos nada. Imploro a los cielos cada día para que no se nos olvide jamás, ni a ustedes, ni a nosotros. Los lectores son quienes tienen el poder. Y ya se sabe, que todo gran poder, conlleva una gran responsabilidad, ejerzanlo sabiamente.

Comentar